Fueron los 12 mil pesos peor invertidos de una mujer que se operó la papada, pero salió mal la intervención y ahora asegura que parece “un pollo desplumado”.
Jayne Bowman es una mujer que deseaba cambiar su aspecto físico después de bajar de peso y quería “retirar” esa piel extra en su cuerpo, por ello, descubrió que la solución era una operación quirúrgica la cual procedió a hacer sin pensar que se arrepentiría.

A sus 59 años, la mujer proveniente de Hampshire, Inglaterra, lanza advertencias a gente para que evite quedar como ella, con un cuello como de “pollo viejo”. El tratamiento que Bowman recomienda no hacer es el que usó con plasma de fibroblastos, el cual se utiliza para tensar la piel; sin embargo, su cuello quedó con cicatrices rojas.
“Este tratamiento de belleza fallido me ha dejado en agonía. Fue muy doloroso, me quemó como el infierno. Le dije a la terapeuta que estaba en agonía, pero ella no pareció molestarse. Me dijo que tenía que continuar o no funcionaría”, comentó Jayne.

A pesar que la mujer intentó hacer terapia de luz, micro agujas, cremas para aliviar el ardor, lo único que ocurrió es que su piel se llenó de puntos rojos como si tuviese la piel de un pollo o la famosa “piel de gallina” pero muy visible. Bowman incluso se considera una “reclusa” porque no sale de su casa para evitar que la gente vea sus cicatrices. “Estoy tan enojada. Ojalá hubiera dejado mi papada en paz”, expresó.
Actualmente en Gran Bretaña surgieron diversas personas que ofrecen operaciones de nariz, abdomen y otras partes del cuello; sin embargo, los esteticistas no están registrados para realizar intervenciones con láser. Incluso la propia Jayne, al momento de solicitar detalles de la terapeuta no se la ofrecieron porque, según le comentaron, no podían recordarlos; es decir, posiblemente no tenía permisos, ni un seguro ante daños a terceras personas.
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