Ricardo Anaya se convirtió oficialmente en el precandidato a la presidencia del PRD… sí, del PRD. En un acto público lleno de seguidores del Sol Azteca y de chalecos amarillos, se invistió al panista como su precandidato para dejar bien consolidado este frente que reunió dos agendas, aparentemente, diferentes. (Vía: El Universal)

Durante esta extraña ceremonia que logró hacer que viéramos también a Santiago Creel rodeado de perredistas con una sonrisa, Anaya aseguró que están muy juntitos, unidos, fuertes y “absolutamente cohesionados”:

“Hoy vengo a ofrecerles mi trabajo constante para abanderar los ideales comunes de los partidos de nuestra coalición PRD-PAN-Movimiento Ciudadano. Y les vengo a pedir, con completa humildad, su apoyo, porque solo juntos podemos concretar nuestro proyecto poniendo siempre al frente el bien de México”. (Vía: Expansión)

También dejó en claro quienes son sus verdaderos enemigos y aprovechó para mandarle un mensaje al PRI y su candidatos, que según él “no prende” y por eso están designando gente para cuidarse las espaldas… como otros panistas, por ejemplo:

“Además de corruptos, cínicos. Ven que su campaña va en picada y por eso les entró la prisa por hacer nombramientos. (…) el PRI habla de la prisa, pero no de los perfiles porque en el fondo lo que quiere son tapaderas, funcionarios afines que les cuiden las espaldas. La urgencia del PRI es porque van a perder la elección y su candidato no prende“. (vía: El Universal)

La coalición de Por México al Frente desde su concepción resultó extraña para todos. Las agendas y el principio ideológico de ambos partidos se oponen, pero eso no es ningún obstáculo para ambos partidos, que quieren ganar a como dé lugar, a pesar de que el mismo precandidato, que se puso el chaleco amarillo ayer en un intento del PRD por hacer creer que ellos se ganaron a Anaya y no que el PAN se los comió a ellos, había dicho que jamás se aliaría con ellos en 2015.

Ahora, sólo nos queda esa cara de incomodidad que también quedó en el rostro de Anaya rostro cuando el dirigente nacional del PRD le pasó su chalequito. Mismo rostro que seguramente está en los militantes de ambos partidos, que por un supuesto bien mayor han renunciado a su compromiso histórico; pero el PAN, como el PES, por su propia boca muere y, del otro lado, este Sol ya no puede ni calentarse.


Amicus Humani Generis

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