Ocupar un espacio, plantarse con la firmeza, no de un roble, sino de un bosque entero: ayer las madres y los padres de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, plantaron sus cuerpos en las afueras de las instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR).

Los familiares de los 43 estudiantes marcharon del Antimonumento, ubicado en Reforma, hacia las instalaciones de la PGR, en donde realizaron un mitin e instalaron una carpa frente a la procuraduría. (Vía: Sin Embargo)

La acción de los padres se da en medio de la segunda visita oficial de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El día de ayer los representas de la CIDH, Esmeralda Arosamena de Troitiño de Panamá y el secretario ejecutivo Paulo Abrão de Brasil se reunieron con el procurador general de la República, Raúl Cervantes Andrade.

Como en encuentros anteriores, Cervantes Andrade se limitó a reiterar que las autoridades están dando seguimiento a todas las líneas de investigación hasta agotarlas”, para esclarecer lo sucedido y determinar las responsabilidades que correspondan. (Vía: Proceso)

En la pasada audiencia, Roberto Campa, subsecretario de relaciones exteriores, defendió la llamada “verdad histórica” ante los familiares de los estudiantes y la CIDH en Washington; ayer, Cervantes Andrade, sin avances reales, sólo comentó que siguen atendiendo las recomendaciones de la CIDH.

Ante este panorama, en el que las respuestas de las instituciones encargadas de impartir justicia se diluyen en el tiempo, en archivos, en carpetas, ¿cómo ejercer presión?, ¿cómo exigir a las autoridades que sus investigaciones dejen de ser ominosas y sean verdaderamente claras?

El abogado del Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, Vidulfo Rosales, explicó que las cuatro exigencias específicas son: el inicio de una investigación formal contra elementos del Ejército adscritos al 27 Batallón de Infantería de Iguala, la detención de los policías de Huitzuco, identificados como responsables de conducir al menos a 25 jóvenes hacia ese municipio, así como a policías federales, que fueron testigos de la detención ilegal. (Vía: Desinformémonos)

Además, los familiares y distintas organizaciones protestaron contra el amparo que se le otorgó al ex subprocurador, Tomás Zerón, acusado por presuntamente sembrar evidencia en el caso.

La toma de un espacio público o “plantón”, como algunos lo nombran, no sólo es poner una carpa, es construir un bosque que, lleno de vida (aunque la vida esté representada por el dolor y la rabia), detenga el flujo de lo cotidiano. Tomar un espacio es reorganizar nuestra mirada para detener nuestro cuerpo ante esa imagen que busca la verdad para dejar de cooperar con la impunidad.

¿De qué sirve interrumpir el tránsito normalizado de una calle? Sirve para hacer evidente que la falta de justicia es una acción que violenta nuestros cuerpos de manera estructural, sirve para recordarte que siguen faltado 43 cuerpos, pero, también, sirve para crear un fuerza moral entre los que ocupan ese lugar y los que pasamos y observamos cómo ese lugar, que antes sólo representaba una banqueta o el exterior de la PGR, será una esperanza para acercarse a la verdad.

 

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