Policías de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) detuvieron a un hombre de 24 años y dos mujeres, de 40 y 29, en avenida Revolución y la calle Giotto, en Insurgentes Mixcoac, delegación Benito Juárez. Tenían en su posesión un celular Hisense, color gris, y (¡oh, botín inesperado!) 17 libros, todo robado.
Según el relato que da el comunicado de la SSP, los policías llegaron al Audiorama de Parque Hundido, sobre Insurgentes y Porfirio Díaz, colonia Noche Buena, donde el encargado del lugar denunció que tres personas, un hombre y dos mujeres, se habían robado los objetos y el teléfono.
Ahí fue cuando los elementos de seguridad dieron con los tres acusados, los catearon y encontraron el botín del hurto. Luego, el denunciante los reconoció, así como los objetos de los que lo habían despojado.
Y al parecer, juzgando por las fotos, no estaban muy agüitados por su detención.
La SSP realizó una consulta en su base de datos y encontró que la mujer de 40 años que detuvieron estuvo anteriormente encarcelada por robo agravado en el 2008.
Mientras que el robo de celular es pan de cada día en la Ciudad de México, que se informe un robo de literatura es algo más extraño. Y no, no estamos haciendo una apología del robo, sino que resulta sumamente extraordinario ver que alguien se tome la molestia de poner en riesgo su libertad por un libro.
Aunque el hurto haya derivado en su detención, uno no puede evitar preguntarse si los títulos que trataron de llevarse eran buenas lecturas. Ahora, si salen libres pronto y quieren recomendaciones, en Plumas Atómicas podemos decirles cómo “obtener préstamos muy largos” de la Biblioteca Central y del Péndulo. Guiño, guiño. 😉