El día de ayer, aparentemente de la nada y sin aviso, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, lanzó un tuit que, según la revista Mother Jones, podría ser el más “aterrador y peligroso” que haya publicado y, dado el uso que le da a la red social, es decir mucho.
El tuit en cuestión, llama a “fortalecer e incrementar” la capacidad nuclear de los Estados Unidos hasta que “el mundo entre en razón sobre las armas nucleares”. La comunidad internacional está acostumbrándose a un presidente electo que, sin cuidado o precaución por el impacto que tendrán sus palabras, lanza comentarios hacia todos lados sobre todo lo que ocurre en el mundo, pero este tuit en particular no sólo es peligroso e irresponsable en cuanto a la posición de los Estados Unidos frente al mundo, sino que pone en riesgo una política mundial de desarme que inició desde la administración de Richard Nixon y Leonid Brezhnev, a comienzos de los años setenta. (Vía: MSNBC)
The United States must greatly strengthen and expand its nuclear capability until such time as the world comes to its senses regarding nukes
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) December 22, 2016
Unas horas antes de la publicación de Trump, el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, dio un reporte de la situación de su ejército a sus altos mandos militares, en él, también insistió en la necesidad de “fortalecer el potencial militar de [sus] fuerzas nucleares, para poder penetrar cualquier sistema de defensa”. (Vía: Yahoo News) Quienes fueran los dos ejes de la Guerra Fría, aún hoy enfrentados en conflictos como el sirio, están teniendo, hoy, un diálogo complicado sobre el futuro de una “carrera armamentista” que se creía terminada tras la caída de la Unión Soviética en 1991. (Vía: The Guardian)
El equipo de transición de Trump que, a cada momento, ha tenido que salir a los medios a aclarar, reducir o abiertamente contradecir lo que el presidente electo publica en su red social, ahora no ha podido responder coherentemente ante una declaración como la hecha en la mañana del jueves: mientras unos se adhieren a la política de desarme que los Estados Unidos ha mantenido por las últimas décadas, otros buscan darle sentido al tuit dentro de la lógica de Trump (que sí existe, sólo que no regida por la lógica): la “carrera armamentista” sólo servirá para que otros países no se armen, “paz a través de la fuerza”, declaró uno de sus voceros, Jason Miller, para MSNBC. (Vía: Washington Post)
El tema nuclear ha sido una obsesión para Trump desde las votaciones primarias, cuando varios medios reportaron que consejeros militares quedaron sorprendidos cuando, en una reunión de asesoramiento de una hora repitió tres veces una pregunta: “¿por qué, si tenemos armas nucleares, no podemos usarlas?”, además, en varios debates insistió que, frente a la “amenaza” del Estado Islámico, no descartaría el uso del poderío nuclear estadounidense. (Vía: Mother Jones)

La forma como Donald Trump entiende la política es la misma como entiende los negocios: una competencia en la que sólo hay un ganador. Si la diplomacia y la política exterior se trata sólo del “mejor trato”, de ganar, tener el poder en crudo (y no hay poder más crudo que casi ocho mil cabezas nucleares distribuidas en barcos, submarinos, bombarderos y silos) y no usarlo no tiene sentido.
El riesgo de una perspectiva así es evidente: incluso presidentes estadounidenses tan inclinados hacia la ofensiva militar como Richard Nixon, Ronald Reagan y George W. Bush, todos republicanos además, impulsaron un diálogo con la Unión Soviética y los otros “jugadores” del plano nuclear para reducir el número de misiles, ¿Trump será capaz de entender el riesgo que, mundialmente, existe cuando se hace política nuclear desde Twitter?