El día de ayer, arropado por el Ejército y la Marina, Donald Trump anunció su plan para la guerra en Afganistán, el conflicto armado más largo de la historia de los Estados Unidos. Su estrategia (que incluye el envío de 4 mil tropas más), se centrará en el “ataque directo” a los grupos terroristas y hará de lado la reconstrucción del país.
Ayer, después de semanas de estar en el centro de críticas y ataques por su respuesta ante el ataque terrorista en Charlottesville, Trump necesitaba urgentemente una forma de ganarse el apoyo de la población o, por lo menos, de su base y de las fuerzas armadas, y no hay nada mejor que eso que anunciar una guerra. (Vía: The New Yorker)
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Desde 2002, las fuerzas estadounidenses han estado estacionadas en Afganistán, sus números llegaron a tocar los 100 mil efectivos y, hasta el día de hoy, rebasan los dos mil caídos en batalla. Sin resultados visibles ni un país estabilizado, la promesa que hiciera Barack Obama de retirar la totalidad de las tropas estadounidenses, con la victoria de Trump, parecía perderse.
En un discurso de media hora, Trump leyó de un teleprompter un discurso gris y de trámite, pero que señalaba varios puntos que han sido alarma en Afganistán, Pakistán e, incluso, entre los soldados estadounidenses. Aunque, según varios expertos, no cambiará mucho la estrategia planteada por su antecesor, Trump eliminó la mención de una fecha arbitraria para el retiro de las tropas, lo que mantiene el conflicto en ese país, como una “guerra abierta”, que todavía no puede definir sus objetivos ni determinar cómo y cuándo ganará. (Vía: The Guardian)
Why are we continuing to train these Afghanis who then shoot our soldiers in the back? Afghanistan is a complete waste. Time to come home!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 21, 2012
Desde 2012, Trump ha tuiteado que el Ejército tiene que retirarse de Afganistán e Irak, quizá, más que por estar preocupado por la integridad de las tropas, por criticar cualquier decisión de Barack Obama, con quien tuvo él (porque quizá nunca le importó al expresidente) un conflicto constante.
Así mismo, durante su campaña presidencial insistió en varias ocasiones que la política de “America First” (Estados Unidos primero) debía de ser, también, el retiro de tropas y dinero de “guerras inútiles”… Ahora, dice, todo se ve diferente desde la Oficina Oval, lo que explica que se contradijera (en esta ocasión). (Vía: New York Times)
We have wasted an enormous amount of blood and treasure in Afghanistan. Their government has zero appreciation. Let's get out!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 21, 2013
La población y la clase política en Estados Unidos está harta de una guerra que no parece terminar nunca: irónicamente, el más oscuro de los asesores de Trump, Steve Bannon, era uno de los más duros críticos del conflicto, y su salida le dejó el campo libre a los generales que rodean al presidente para convencerlo de alargar el enfrentamiento.
En Afganistán, los centenares de miles de vidas que se han perdido en medio del conflicto (muchos, a manos de estadounidenses por ataques “equivocados”, como el bombardeo en 2015 de un hospital de Médicos Sin Fronteras), le dan una urgencia a la guerra que no alcanza a ver nadie en Estados Unidos. (Vía: El País)
Thank you to the men and women of Fort Myer, and every member of the U.S. Military at home and abroad. #USA?? pic.twitter.com/ticezYKkhz
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 22, 2017
¿Cuántas vidas afganas costará el ego frágil de Trump?