Conforme van pasando los días, la presidencia de Donald Trump va tomando forma, o, al menos, comienza a cumplir muchas de las promesas que causaron revuelo internacional: desde reactivar el gasoducto de Dakota del Norte, pasando por cancelar el apoyo financiero a asociaciones que defienden las libertades reproductivas de la mujer hasta, finalmente, la confirmación de que el día de hoy (según un tuit) firmará una serie de órdenes ejecutivas para “reforzar” la seguridad de los Estados Unidos, entre las que estará la construcción del muro que, desde el primer día de su campaña, prometió que existiría y que nuestro país sería el que pagará por él.

El anuncio de Trump pareciera perfectamente coordinado con la visita de dos días que los secretarios mexicanos de Economía y Relaciones Exteriores comenzaron justo hoy, para “preparar el terreno” para la visita presidencial que Enrique Peña Nieto hará el siguiente martes, 31 de enero, para, según el informe de Presidencia: “hablar de comercio, inmigración y seguridad”. (Vía: Animal Político)

El periodo de transición, entre la victoria electoral del 8 de noviembre, y la toma de protesta del pasado 20, fue uno lleno de incertidumbre: ¿la administración Trump será fiel a sus promesas de campaña, no importando qué tan incoherentes o reaccionarias o abiertamente racistas fueran? La aparición de nombres en las listas de posibles miembros del gabinete y la constante actividad en Twitter de quien, entonces, era presidente electo, iban reafirmando que cada una de las promesas, cada una de las mentiras que articularon su campaña serían, a partir del 20 de enero, política pública. 

El anuncio de estas medidas ejecutivas, arrojado, también (como los golpes más fuertes que ha lanzado a la economía mexicana), vía la cuenta personal de Twitter del ahora presidente en funciones, pareciera ser el primer paso en un “diálogo y negociación”que no apunta tanto a tal, sino a la imposición directa de una política que, pareciera, no tener otra intención más que reafirmar los comentarios hechos durante la campaña presidencial del magnate neoyorkino.

Junto con la “construcción del muro” (que, más bien, es la extensión de una barda perimetral que comenzara George W. Bush en 2004 y terminara la administración Obama en 2009), fuentes de la Casa Blanca le informaron a periódicos como el Washington Post y el New York Times que también se incluirán medidas para atacar directamente a las ciudades que se han ofrecido como “santuarios” para los migrantes ilegales -como Los Ángeles, Chicago y Nueva York-, el endurecimiento del proceso de visado para países “proclives al terrorismo” (una frase código para “países con mayoría musulmana”) y la salida de los Estados Unidos de programas internacionales para dar asilo a exiliados de países en conflictos, como Siria, Yemen, Afganistán, Irak o Libia. (Vía: The Guardian)

Hasta el momento, la única resistencia que, desde el gobierno mexicano, se ha lanzado, son las declaraciones de los mismos secretarios, Guajardo y Videgaray, de que si la administración Trump insiste con la construcción del muro, “México podría salir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte”. (Vía: El Financiero)

Hasta ahora, nadie sabe a ciencia cierta qué es mejor: la incertidumbre frente a un hombre irascible, o la certeza de que sus amenazas se están cumpliendo una a una…

Raúl Cruz Villanueva, trabajó en el proyecto de Plumas Atómicas sin embargo recibimos información por abuso de poder en contra de unas de sus alumnas que nos obligo a actuar en congruencia. Adicional...

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