En Estados Unidos interpusieron una demanda contra las cooperativas lecheras. Los demandantes sostienen que pagaron a los productores para que mataran a sus vacas. El fin de esta acción es subir el precio de los productos lácteos.

En los últimos 40 años, la demanda de lácteos ha aumentado constantemente. Sin embargo, los granjeros optaron por matar su ganado para limitar la cantidad de leche que se produce en el país. De este modo, intentan manipular su precio. Este es el principal argumento de una demanda colectiva interpuesta contra las cooperativas lácteas. Estas cooperativas se dedican a recolectar la producción de leche. Sirven como intermediarios entre los productores y las procesadoras.

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Los demandantes han interpuesto este recurso legal a nombre de los consumidores estadounidenses. Uno de los abogados sostiene que las cooperativas pagaron a los productores para que enviaran cientos de reses al matadero de forma prematura. Al disminuir la producción esperan que incremente su precio.

Esta semana, los acusados acordaron pagar 52 millones de dólares. Esta cantidad es muy pequeña, considerando que se trata de una de las industrias más grandes. Este caso ha puesto nuevamente las miradas en el sector agropecuario de los Estados Unidos, por sus políticas de manipulación de precios.

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A esta política, las cooperativas decidieron llamarle “programa de retiro animal”, Este programa fue impulsado por la Cooperatives Working Together. También tuvo el apoyo de la Federación Nacional de Productores de Leche y de algunos establecimientos que producen alrededor del 70% de la leche.

Entre las cooperativas demandadas destacan Dairy Farmers of America Inc., Land O’Lakes, Dairylea Cooperative Inc. y Agr-Mark Inc. Los demandantes sostienen que los productores pagaron por las reses precios superiores a los del mercado para que las enviaran al matadero anticipadamente.

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De acuerdo a los datos del gobierno norteamericano, la cantidad de leche consumida ha disminuido. Pero, en general, ahora se compran más productos lácteos que antes. Se calcula que en 1975 un norteamericano promedio ingería 245 kilos y en 2015 aumentó a 284 kilos.

A pesar de esta acusación, Gary Genske, tesorero de la Organización Nacional de Productores de Lácteos, afirma que las procesadoras suelen pedir más leche de la que requieren. Al crear una sobredemanda, bajan los precios, afectando a los granjeros.

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