En el segundo debate presidencial organizado por el INE, la guerra de presentaciones de Power Point impresas la culminó Ricardo Anaya con la imagen de dos portadas de Proceso.
Estas mostraban dos textos contra José Antonio Meade y AMLO, pero el candidato de Por México al Frente mostró las portadas recortadas, para ocultar que una de ellas también tenía un texto en su contra…y ahora ya aceptó que sí lo hizo a consciencia. (Vía: El Financiero)
Durante un evento en Colima, se le cuestionó si él había alterado estas portadas, a lo que respondió que sí lo hizo, pero con ninguna mala intención, nomás sucedió porque así se las pasaron, pero era de buena fe:
“No, esa no era mi intención en absoluto (mutilar las portadas). Lo que quería mostrar es que también había portadas de ellos. Yo pedí las fotografías y fue así como me las pusieron. Fue mi equipo y sin afán de engañar a nadie.“ (Vía: Proceso)
La portada a la que le recortó el cintiló superior corresponde al número 25 de febrero de 2018, en la que el artículo de portada es sobre los desvíos de Sedesol durante la administración de José Antonio Meade. La parte recortada de la revista era la referencia al título del texto “el Frente de Anaya también recluta fichas negras”.
El candidato panista recalcó que con eso no intentaba engañar a nadie… solo intentaba manchar la imagen de otro dejando de lado que podía mancharse la suya… pero con toda la buena fe que eso implica.

Por supuesto, esto no constituye una acto se censura, sino uno de sesgo. Que el Ricardo Anaya decidiera recortar esa parte en específico de la revista era obvio y necesario para probar su punto.
Sin embargo, también constituye un acto desleal, sobre todo porque esto implica que aquello que hay dentro de ese artículo le preocupa lo suficiente como para sacarlo de la conversación.
https://www.youtube.com/watch?v=6ouYgTJDAG0
La participación de Anaya durante el debate del 20 de mayo no fue tan lúcida como en el primer ejercicio de discusión de este proceso electoral. La mecánica de este, no le permitió esbozar con toda claridad sus habilidades de orador.
Su imagen, en vez de salir bien librada, salió con dudas, sobre todo al contrastarse su discurso agresivo contra los otros candidatos, con este recurso de sesgo. Claro que los candidatos (todos, no nos hagamos) buscarán modificar la opinión pública a conveniencia, pero como diría la tatarabuela de alguno: tantita madre.