Príncipe Laurent de Bélgica demanda que violan sus derechos humanos

Todas las familias tienen un hermano incómodo (cof, cof, Raúl Salinas), ese que nos regala más bochornos y penas ajenas que buenos ratos. Para colmo, esos hermanos incómodos crecen solamente para convertirse en los tíos borrachos que amenizan de forma embarazosa las bodas y las fiestas.

Pero no crean que este mal es único de nosotros los pobres; oh, no: los ricos también sienten pena ajena. Y si no nos creen, pregúntenle a la familia real de Bélgica (para disgusto de los de humor teto, este post no contendrá el gentilicio que se parece a la palabra con v).

“El principito dice que recibir 308 mil euros menos al año atenta contra sus derechos humanos”.

Porque la monarquía de Bélgica bien podría pasar por una de las más discretas y sofisticadas de Europa de no ser por el príncipe Laurent que es todo en uno: hermano incómodo y tío borracho pero, para colmo, tiene a las cámaras de televisión encima todo el tiempo… y también tiene Twitter.

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El último gran bochorno que le ha propinado el mentado príncipe Laurent a su hermano Felipe, rey de Bélgica, es querer demandar al gobierno de Bélgica por “violar sus derechos humanos” al haber recortado de su manutención anual un total de 308 mil euros. (Vía: The Guardian)

Obviamente, cualquiera se enojaría si de la nada recibiera 308 mil euros menos al año, pero de ahí a denunciarlo como un ataque a sus derechos humanos es sólo una soberana pasadez.

“También quiso hacer negocios con el dictador Gaddafi en nombre de Bélgica”.

Y nomás para hacer más grande el bochorno, el caso se dio a conocer porque el príncipe, vía su abogado, envío una solemne carta al primer ministro de Bélgica, Charles Michel, donde le reclama que el recorte presupuestario lo condena al “aislamiento social”. Porque, ya saben, los príncipes rara vez tienen un trabajo de verdad y su “trabajo” es pasear por el mundo en representación de su pueblo.

El problemón es que Laurent ni siquiera tiene el permiso de representar a Bélgica ni en una reta de FIFA y, en teoría, no tendría porque contar con un estipendio que le permita andar por el mundo diciendo que el es el príncipe del país europeo.

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Su última real metida de pata, por ejemplo, ocurrió cuando se le ocurrió anunciar por Twitter que estaba presente en la celebración del 90° aniversario del Ejército de Liberación del Pueblo chino, cuando el príncipe no tiene permiso de representar a su país en ninguna clase de ceremonia diplomática. (Vía: El Espectador)

Lo peor del príncipe Laurent es que sus metidas de pata trascienden lo familiar y se convierten en crisis dimplomáticas, como la vez en que quiso realizar en representación de Bélgica relaciones comerciales con Gadaffi, sí, el dictador de Libia en 2008.

“Y tú que creías que tu tío borracho era el peor del mundo”.

Ante papelones así, lo de menos es que haya perdido su licencia de manejo por conducir a exceso de velocidad… y que conste que sí la perdió. O que haya tenido que devolver lana de Bélgica porque se la gastó en viajes y colegiaturas.

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A ver en qué termina el último papelón por los derechos humanos del príncipe que se pasa de tueste. Como dice Carmelita Salinas, esto pasa hasta en las mejores familias. Así que ya saben: no es un mito: en Bélgica reside Don Vergas y es príncipe. (Chin, sí la dije).

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