Actualmente China vive uno de los booms inmobiliarios más grandes de su historia, lo que ha traído consigo un aumento desproporcionado de los precios de la vivienda en ese país. Es por eso que el gobierno central de ese país está preparando una serie de medidas para frenar las presiones inflacionarias en ese sector, entre las que están: desincentivar la compra de vivienda, es decir, promoverán un esquema de renta.
Para lograr esto, el gobierno de Xi Jinping presentó un paquete de reformas en octubre pasado ante el Partido Comunista, que involucran a constructoras, bancos, gobiernos locales y a la bolsa de valores, todo esto con la finalidad de intervenir en el mercado para incentivar la renta de viviendas. Esto será acompañado de una serie de impuestos sobre las propiedades, aplicado por varios años, que tendrá la finalidad de frenar el plusvalor del mercado inmobiliario de ese país.
Estas reformas tienen como objetivo instaurar un sistema intermedio entre el capitalismo y el socialismo, es decir, frenar el boom inmobiliario producido por el frenesí del mercado, pero también dejar de lado las políticas clásicas del socialismo de construcción de vivienda, en ese sentido, piensan que la incentivación a un esquema de rentas puede beneficiar ya que mantiene activado el mercado y el flujo de dinero.
Según Deng Yongheng, académico de la Universidad de Wisconsin, la promoción de un mercado de alquileres ayudaría a mitigar los bruscos aumentos de los precios de las propiedades en las grandes ciudades de China; para darnos una idea de los niveles de incremento en los precios, de 2004 a 2016 el valor del metro cuadrado en ese país aumentó 1,538%.
Estos incrementos sostenidos en los precios se dieron debido a que el modelo priorizaba la compra de vivienda y no la renta, por lo tanto, el aumento de la demanda produjo que los precios se fueran al cielo por la especulación. Entonces, el cambio a un modelo basado en el alquiler podría estabilizar los precios en el mediano plazo y así romper la burbuja generada por el boom de compras.
Respecto a la reforma, las principales inmobiliarias chinas, han señalado que en un lapso de 3 años pondrán a la renta más de un millón de unidades habitacionales en Shangai y Beijing. Por su parte, los bancos anunciaron líneas de crédito para las constructoras para financiar proyectos de alquiler y, finalmente la bolsa de valores dijo que creará instrumentos de inversión con recursos provenientes de las rentas.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, ya que el gobierno chino se enfrentará a varios problemas y riesgos en este plan: primero, el 90% de la población es propietaria; segundo, los consumidores chinos han internalizado la importancia de la compra sobre la renta; tercero, la baja calidad de los inmuebles a la renta, ya que por ejemplo, en muchos de ellos se comparte el baño con otros departamentos; cuarto, el gobierno corre el riesgo de obtener el efecto contrario, es decir, de hundir los precios de la vivienda.
Finalmente, se estima que los ingresos por alquiler representen alrededor de 658 mil millones de dólares, lo que equivale a la mitad del volumen proveniente de compra de viviendas el año pasado. (Vía: El Financiero)