En Argentina, el presidente Mauricio Macri está enfrentado al principal sindicato del país, la Central General de Trabajadores (CGT). La situación económica en el país sudamericano está en una crisis constante: recesión en años consecutivos y una inflación que, en 2016, alcanzó el 40%, frente a estos números, el gobierno de Macri asegura que las acciones que han tomado (dictadas por instituciones internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional) están mejorando las condiciones, pero es necesario que los obreros “tengan paciencia”, algo de lo que les queda muy poco. (Vía: Aristegui Noticias)
Hay una especie de tradición “implícita” en la política argentina: desde 1983 (año en el que la caída de la última Junta Militar dio pie al regreso de la democracia), ningún gobierno no peronista ha podido concluir sus términos. Pasó con Carlos Menem, a finales de los 90 y con Fernando de la Rúa con los “cacerolazos” en el 2001. (Vía: El País)
La organización sindical argentina no es un monolito y no todos los sindicatos (ni todas las secciones de un solo sindicato) apoyan los mismos partidos ni los mismos presupuestos políticos y económicos, sin embargo, eso no ha significado que, en momentos de crisis, las manifestaciones dejaran de ser multitudinarias.
Desde la entrada del gobierno de Macri, los sindicatos de profesores, trabajadores de la salud, transportistas y “piqueteros” (los trabajadores informales) han estado en constantes manifestaciones, huelgas programadas y resistencia a través de diversas acciones directas por las políticas económicas que, si bien lucen para los tabuladores neoliberales internacionales, no han resultado en cambios directos en la vida cotidiana de millones de argentinos -la pobreza creció en 2016 en 1.5 millones de personas. (Vía: El País)
Deberán surgir liderazgos que recaerán en aquellos que sepan interpelar el clamor de las calles contra el ajuste.
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) 12 de marzo de 2017
Con el diálogo estancado, la CGT y otros organismos sindicales han decidido llamar a una huelga general para el 6 de abril, el mismo día en el que iniciará un ciclo de reuniones y conferencias del World Economic Forum en Buenos Aires. Ésta sería la primer huelga general que enfrentaría Macri si es que los trabajadores no aceptan la oferta oficialista. (Vía: El Clarín)
El gobierno de Cristina Fernández de Kirschner, y la misma expresidenta no podrían considerarse del todo inocentes de la crisis que enfrenta hoy el país sudamericano, pues muchas de sus políticas económicas se tradujeron en la precarización del trabajo de millones de argentinos, una crítica que los líderes de la CGT han sostenido tras las declaraciones de la expresidenta de “apoyar” las movilizaciones:
“No nos van a correr 200 muchachos. Los kirchneristas se hacen los rambo y su gobierno fue el que más precarizó el país. Acá el que para el país es la CGT y el que pone la fecha del paro es la CGT” (Vía: El País)
¿Estas manifestaciones podrían ser el inicio de la caída del gobierno de Mauricio Macri?
