La mañana de este domingo, en la delegación Iztacalco, un automóvil chocó contra un árbol luego de una breve persecusión. En el auto, dos pasajeros resultaron con heridas leves pero el conductor murió a causa de dos disparos realizados por elementos de la policía capitalina. Los uniformados dicen que respondieron una agresión desde dentro del auto, pero los acompañantes (y la falta de evidencia de esos disparos) parecen contradecir esa declaración.
De acuerdo a los reportes preliminares, a las seis de la mañana, el conductor de un auto se había negado a pasarse en un retén en la intersección de las calles Baja California y Canal de Apatlaco en la delegación Iztacalco. En su huída, golpeó la parte trasera de una patrulla e intentó darse a la fuga.
Según los oficiales, recibieron disparos desde el interior del auto, por lo que le dieron persecución y respondieron el fuego. Esta ‘persecusión’ no duró más que un par de minutos, pues el auto chocó con un árbol a unas cuantas cuadras. Dentro, el conductor, identificado como Alejandro Iturbide Segura, de 31 años, había muerto a consecuencia de los disparos de la policía. Los otros dos acompañantes resultaron con heridas leves por el choque. (Vía: El Universal)
Tras #persecución muere conductor de automóvil en Infonavit-Iztacalco, autoridades investigan si policías de @SSP_CDMX de patrulla dispararon y por qué motivo. pic.twitter.com/Y9xgsH8Vj4
— Ramkar Cruz (@RamkarC) August 12, 2018
El problema es que las declaraciones de los policías se contraponen a las de los dos pasajeros, la hermana de Alejandro y su novio.
Según sus declaraciones, Alejandro sí se escapó del retén pues estaba alcoholizado y ‘no quería estar en el Torito’, por lo que arrancó y, al hacerlo, chocó contra la patrulla e inmediatamente comenzaron a disparar contra ellos. Ellos no tenían armas y, hasta el momento, no se ha encontrado evidencia de que la tuvieran, como fue la declaración inicial de los policías. (Vía: Proceso)
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Por estas contradicciones, la Fiscalía para la Investigación de los Delitos Cometidos por Servidores Públicos, de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ-CDMX) ya inició una investigación y detuvo a seis oficiales relacionados con los hechos.
Según El Universal, desde la llegada de Raymundo Collins a la SSP-CDMX se han incrementado los reportes de uso excesivo de fuerza de parte de la policía capitalina, lo que no es una buena señal para nadie: ni para los ciudadanos, ni para la policía y mucho menos para la justicia en la Ciudad de México.