Apenas hace unos días, el gobierno de Emmanuel Macron presentó un proyecto para establecer los 15 años como la edad de “consentimiento sexual”. Es decir, de aprobarse esta disposición, marcará una línea: antes de los 15, aún con consentimiento, sería violación; después, sexo consensuado.
Esto, a partir de las decenas de miles de denuncias que ha provocado el hashtag #MeToo en redes sociales; pero también de un par de casos en el sistema judicial francés en los que dos sospechosos de 30 años fueron absueltos de violación contra niñas de 11 años debido a que la parte acusadora “no pudo comprobar” los elementos constitutivos de violación (que la víctima haya sido forzada física o psicológicamente, violencia y otros).
Si después de #MiPrimerAcoso no les caía el veinte de qué hay muchos hombres adultos que cogen o quieren coger con niñas, ahí tienen #MeToo
— danitemi (ella/she) (@danitemi) November 10, 2017
En Francia es ilegal que un adulto tenga relaciones sexuales con alguien menor de 15 años, sin embargo, sólo se puede acusar de violación por casos semejantes sólo cuando pueda ser demostrado que no fue consensuado (es decir: una violación). Esta legislación convertiría cualquier relación sexual con alguien menor a los 15, directamente, en un acto coercitivo, es decir, forzado y, por lo tanto, sería automáticamente una violación.
Para algunos críticos a la propuesta del gobierno de Macron, la edad debería de ser no de 15, sino de 13 años, colocando esa edad como “el límite que valdría la pena considerar”. En los últimos días, las discusiones sobre cuál edad sería la “mínima” ha convertido las redes sociales francesas en un foro de discusión en el que… de hecho hay muchas cosas bastante terribles, entre ellas, la versión francesa del “¡legalicen a las de 16!”. (Vía:Associated Press)
Tan solo en este tendedero del acoso hay más de 20 denuncias de mujeres que a temprana edad vivimos nuestra primera experiencia de acoso. #25N #MiPrimerAcoso pic.twitter.com/wVbodC487q
— Eliza (@elicameras) November 25, 2017
En México tuvimos hace un año un hashtag similar en el ejercicio #MiPrimerAcoso. Esta propuesta francesa, de una forma u otra, es una respuesta a una constante bastante invisibilizada tanto en Francia como en México y Estados Unidos: la pedofilia.
Muchas de las denuncias que se registraron en #MiPrimerAcoso y en #MeToo llevaron a las víctimas y sobrevivientes a recordar agresiones sexuales cuando tenían, en promedio, 6 y 10 años.
La propuesta francesa, aunque suena impactante, hace, de hecho, poco para frenar algo que parece ser una constante en estas denuncias: ¿son los medios los responsables de la sexualización de niñas?, ¿es la invisibilización de esos acosos, violencias y agresiones lo que las reproduce y, de nuevo, las silencia?
La legislación no va a “legalizar” a nadie, sino que, más bien, establece un precedente que no existía, para intentar frenar algo que, pareciera, nadie más que las víctimas habían visto.